02.09.2022. A las 8 de la mañana me ha recogido el taxi que tenía que llevarme al aeropuerto de Frankfurt am Main. Tras más de un mes de estancia en Mainz llega la hora de volver a casa. Cambio de rutina tras un tiempo de vivir como en una burbuja, aislado en otro tiempo y espacio.
Larga cola en el aeropuerto para facturar el equipaje. Iba preocupado por si la maleta excedía el peso de 23 kg, lo que significaba tener que pagar un recargo por el exceso de peso o si sobrepasaba el máximo permitido de 32 kg. Al final se quedó en 22,700 kg, aunque daba la sensación de pesar mucho más.
En el control de seguridad escaneo de equipaje y escaneo y cacheo personal. En la aproximación al aeropuerto de Madrid he podido contemplar desde el cielo el efecto de la sequía de este caluroso año. Turbulencias, especialmente en el aterrizaje en Madrid.
El trayecto entre Madrid y Valencia y viceversa se me hace extraño. Es tan corto, unos 40’ de vuelo real, que no llego a percibir durante el viaje la distancia que estoy recorriendo (me cuesta describir esto). Los primeros 10’ vienen a ser el despegue y toma de altura y tras, más o menos, 10’ de vuelo, digamos plano, como a mitad de recorrido se inicia la maniobra de acercamiento a destino y de aterrizaje en los siguientes 20’. Además, desde la ventanilla no se tiene una percepción, salvo que veas otro avión en vuelo que cruza o te adelanta, de la enorme velocidad a la que viajas, con lo que me da la sensación que este recorrido está compuesto de tres imágenes casi fijas: inicio, mitad y final de recorrido. Seguramente no se entiende lo que quiero decir, pero no encuentro mejor forma de explicarlo.
La llegada a Valencia preciosa desde el cielo. El avión llega hasta la costa sobre El Saler y los verdes campos de arroz y sobrevuela un instante el azul infinito e intenso del Mediterráneo. Después vuela sobre la ciudad de este a oeste hacia el aeropuerto de Manises y ofrece una vista panorámica preciosa de prácticamente toda la ciudad: el puerto, las playas, el Jardín del Turia, la Ciudad de las Artes y las Ciencias, centro de la ciudad, etc.
Tras haber comenzado el día con 17º en Mainz, Valencia me ha recibido, a las 16 horas, con unos sofocantes 36º y aire de poniente.
Es posible que te apetezca leer:
Presentaciones y despedidas