13.08.2022. Realmente creo que soy afortunado con el apartamento que me ha sido adjudicado en la residencia de estudiantes. El apartamento está orientado al norte y por las mañanas y al atardecer entra un fresquito muy agradable por el enorme ventanal. Además al despertar lo primero que veo desde la cama son las copas de los árboles del jardín y los primeros rayos del sol reflejados en el edificio de enfrente.
Hoy hemos ido a Frankfurt am Main de visita guiada. Mientras esperábamos a los compañeros, delante de la estación central de Mainz, una compañera ha sufrido un incidente desagradable. Una persona de la calle, quizás borracha, ha estado encarándose con nosotros y provocándonos. Finalmente ha gritado a la compañera: ¡turca! y escupido delante de ella y creo que a ella también, pues al rato, tras hablar con la policía, se ha cambiado de ropa. Lo curioso de esa xenofobia es que al parecer el provocador también es extranjero.
Los trenes alemanes van este verano repletos de gente gracias a la medida anticrisis del gobierno alemán de crear un abono mensual -durante junio, julio y agosto – por solo 9€, que permite utilizar el transporte público de cercanías y regional en toda Alemania.
En Frankfurt, capital económica de Alemania y sede de la Bolsa, de los principales bancos alemanes y del Banco Central Europeo, hemos recorrido con dos guías, uno hablando inglés y otro hablando alemán, los puntos más importantes, turísticamente hablando, del centro de la ciudad. El recorrido ha comenzado en Paulskirche (iglesia de San Pablo), una iglesia protestante de 1789 hoy desacralizada y que fue sede durante 1848 y 1849 del primer parlamento alemán elegido públicamente, el Parlamento de Frankfurt.
La visita ha continuado frente al Ayuntamiento de Frankfurt y después en el puente Eiserner Steg, una pasarela de hierro sobre el río Meno (Main) que une Frankfurt con el distrito de Sachsenhausen y desde donde se puede apreciar el Sky Line de los modernos rascacielos de la ciudad. Hemos realizado una parada delante del Museo Histórico y en Römerberg (montaña romana), donde se encuentra el ayuntamiento de la ciudad. Después nos hemos detenido delante del Struwwelpeter Museum, dedicado a un personaje de los cuentos infantiles alemanes.
Hemos visitado unas ruinas de la antigua ciudad y posteriormente la colegiata de San Bartolomé (catedral de Frankfurt). La siguiente parada ha sido el Kleinmarkthalle un mercado cubierto dedicado a la venta de alimentos frescos y con puestos de comida de diferentes especialidades internacionales.
También hemos realizado una parada frente a la casa donde nació el escritor Johann Wolfgang von Goethe y a cuyo lado se encuentra el Museo alemán del Romanticismo. La visita guiada ha concluido en una plaza de la parte más moderna de la ciudad donde se celebra estos días el Apfelweinfestival. El Apfelwein (vino de manzana) es una bebida tradicional de Hesse que se puede beber sola o mezclada con agua mineral o con limonada. He probado la bebida con unos compañeros, bajo un sol abrasador, y después hemos ido a comer a los puestos de comida callejera delante del Kleinmarkthalle. He comido un pequeño bocadillo de salchicha a la brasa que realmente estaba muy bueno.
Tras separarme de los compañeros he visitado la zona de los rascacielos y la famosa escultura del Euro, donde, como no, me he tomado un selfie.
Después ha comenzado la segunda aventura del día: el regreso a Mainz. En la estación de tren Frankfurt Hauptwache he tomado el tren equivocado. Tenía que tomar el tren con destino Wiesbaden, pero en vez de tomar el que pasa por Mainz he tomado el que pasa por Mainz Kastel (Wiesbaden) al otro lado del río. Habría sido sencillo cruzar el puente que une las dos ciudades, pero como estaba cansado he decidido ir en autobús. Segundo error, he tomado el autobús en dirección contraria y he acabado perdido en algún punto del municipio de Ginsheim-Gustavsburg donde he esperado un buen rato bajo el sol hasta que ha llegado el bus correcto.
Ya en Mainz, antes de hacer algunas compras, me he resarcido tomándome un refresco en mi heladería favorita, el Dolomiti Eiscafe.
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